Un día, descubriendo y estudiando las escrituras, leí sobre el amor y el perdón al prójimo; en estas descubrí que Dios es amor y entonces supe lo que era realmente el amor. También leí sobre el perdón, y entendí, cómo mediante el amor, uno puede perdonar. Entonces supe que
ambos van de la mano.
En Mateo 22:36-40 podemos apreciar dos de los más grandes mandamientos de Dios:
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y más grande mandamiento, el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, y de estos dos mandamientos, depende toda la ley y los profetas.”
Cuando leí esto, me pregunté ¿Cuántas veces hemos cumplido con esto? ¿Cuántas veces hemos amado al prójimo como a uno mismo? En mi caso, me di cuenta que, en realidad, había sido muy pocas. Después leí sobre el perdón de Dios, en Colosenses 3:13-17 que dice: “soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto”.
Entender esto, fue de gran bendición en mi vida y en los momentos más difíciles, siempre me baso en estas palabras, muchas veces me es difícil, pero cuando lo logro, siento una sensación de gozo y entonces sé que he actuado ante la palabra de Dios, y que él está dichoso de eso. Así como también mi corazón. Desde entonces he sido bendecida con la palabra de Dios en mí. Es increíble cuando uno logra entender que ambas instrucciones van de la mano, el amar y el perdonar, así como Él nos amó y perdonó a nosotros.
Bárbara Gálvez