¿Qué pasaría si por un día nuestro corazón es reemplazo por el de Jesús?
Creo que todo lo que está a nuestro alrededor tomaría otro sentido, cada partícula de este mundo tendría un nivel de conexión personal, cada problemática se volvería una oportunidad de predicar el evangelio, tal como Cristo cuando fue traicionado y en vez de entrar en una ira impotente, produjo sanación al mundo.
Cuando pienso en Jesús, pienso en que, si lo pudiéramos clasificar como a una persona común y corriente, Él tendría un nivel erudito experto ¡imagínate! pensando solo con la limitación de un hombre común y corriente, entonces, realmente sería un ente de una capacidad mental desarrollada al máximo trascendiendo lo material, con una profunda pasión por su propósito «El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lucas 19:10). Imagínate tener ese nivel de claridad y seguridad… pues la tienes, gracias a Cristo. Pregúntate y responde lo siguiente:
Pablo dice:
«Y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre…» [que es tener un nuevo corazón] «…creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad»
(Efesios 4:23,24)
Excluyendo la geografía y cronología, nuestra historia es la misma que la de los discípulos. No estuvimos en Jerusalén, ni estuvimos vivos en aquella noche. Pero lo que Jesús hizo por ellos, lo ha hecho por todos nosotros. Nos ha limpiado. Ha limpiado el pecado nuestros corazones sin importar nada.
Nuestros corazones parecen estar muy lejos del de Jesús. ¿Cómo podemos siquiera esperar tener el corazón de Jesús?
Si tú ya estás en Cristo, entonces ya tienes el corazón de Cristo, desde el desear servir hasta perdonar en una vida en en su camino. Una de las promesas supremas, es sencillamente perfecta: si tú le has entregado tu vida a Jesús, Jesús se ha dado a sí mismo. Ha hecho de tu corazón su morada.
Sería difícil decirlo de una manera más concisa que Pablo…
«Vive Cristo en mí»
(Gálatas 2:20)
Iván Herrera