»¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?
Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante.
Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca.
Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.».
Lucas 6:46-49
Cuando estamos ante la presencia de Dios presentamos nuestro agradecimiento y nuestras peticiones, Dios nos oye, nos responde, a su tiempo, pero siempre habrá una palabra de amor y obediencia para ti.
Me siento afortunada de poder oír su voz, pero nuestro trabajo no queda ahí, para que tú puedas edificar tu espíritu y mantenerte firme en Cristo, es necesario comprender que Dios es nuestro fundamento, es nuestro amo, soberano y dueño de nuestra vida, por lo que, debemos obediencia a lo que Él nos manda por medio de su palabra. No basta tan solo con pedir una respuesta a nuestras peticiones, o presentarle nuestros miedos o tristezas si no vamos a cumplir con lo que Él nos manda a hacer para poder sobrellevar las cosas.
Cuando vienen las tormentas, tu cuerpo, mente y espíritu debe estar edificado en la roca, y así estaremos preparados para enfrentar cualquier adversidad y saldremos invictos de cada situación que se nos presente, ya sea en nuestra vida familiar, nuestro trabajo, nuestras amistades, de lo contrario cree que a pesar de que Dios te responda y te dé una palabra de aliento, pero si tú no obedeces a ella, tu aflicción será pesada, llevaras esa carga solo y sentirás que Dios está lejos y no responde, pero Dios ya había respondido a tu clamor y ahora falta tu parte.
Elizabeth Herrera R.