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Mateo 20:28

Cuantas veces hemos escuchado, o nosotros mismos hemos dicho: “no tengo tiempo para realizar esta tarea que se me está encargando”. Actualmente la sociedad nos impulsa a llevar una vida en la cual queremos que todo sea inmediato, y si no tenemos las cosas inmediatamente, nos frustramos. Del mismo modo, si las cosas que debemos hacer nos toman mucho tiempo o son una carga, simplemente las tachamos y seguimos con la siguiente tarea. Pero, ¿qué pasaría si Dios hiciera lo mismo? Si de la misma manera en que nosotros no actuamos o hacemos lo que Él nos pide, Él pasa por alto nuestras peticiones y pasa a la petición del siguiente hijo en su lista.

Dentro de nuestra vida, una de nuestras prioridades debería ser servir a nuestro padre celestial. No solo en la iglesia, si no que en todo momento y una de esas formas es otorgándole nuestro tiempo, que es uno de los recursos más valiosos que el Señor nos entrega. Es más, este no se puede ni retroceder, ni adelantar y mucho menos pausar. Por lo tanto lo que hacemos o decimos no puede ser borrado. Dentro de esta premisa, ¿qué estamos haciendo nosotros como seguidores de nuestro Señor día a día para poder entregarle nuestro tiempo sin que lo veamos como una carga más, si no que nos gocemos en poder servirle a él en todo momento?

La biblia en mateo nos menciona lo siguiente:

“Así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28).

Por lo tanto, si Jesús vino a servir y aún mas importante vino a dar su vida por nosotros, lo mínimo que podemos darle a cambio es un poquito de nuestro tiempo, y no valernos de diez mil excusas para justificar la falta de este, ya que si no lo hacemos ahora, cuando nos arrepintamos puede ser demasiado tarde y nos vamos a haber perdido muchas de las bendiciones que nuestro Señor tenía para nuestras vidas.

Dámaris Aranda