“Martín Pradenas, acusado de violación, pidió una Biblia para su celda”. Cuando escuché eso en un canal de noticias, me llamó mucho la atención. Primero porque uno no esperaría una reacción así de un hombre acusado por delitos de violación; y segundo, porque si esa Biblia es leída puede haber cambios en el corazón del acusado. Cualquier auténtico cristiano sabe que si él la lee con profunda conciencia, no será el mismo hombre.
Durante el mes de septiembre, celebramos el mes de la Biblia en nuestra iglesia local. Se nos recordó cuanto sacrificio les costó a los primeros traductores (Casiodoro de Reina y Ciprano de Valera – siglo XVI) lograr imprimir las primeras copias de la Biblia en español. Fue un sacrificio, porque tuvieron que arrancar de las persecuciones que incluso podrían haber terminado con sus propias vidas, por la Inquisición de la Iglesia Católica.
Sin duda, estos hombres (Reina y Valera) conocían el valor de la Biblia en las personas. Sabían que ella podía producir verdaderos cambios en el corazón de las personas. Porque:
“…la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón”. (Hebreos 4:12 – LBLA).
Puedes tener un ejemplar físico o digital (en tu celular) de la Biblia, pero si no la lees profundamente, de nada servirá. Dedica tiempo a leer y meditar en las escrituras. Sin duda, volverás a reencantarte con los temas espirituales que cambiarán tu vida para bien.
Ricardo Abarca