Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por meterse en asuntos ajenos pero si alguno padece como cristiano no se avergüence, sino glorifique a Dios en ello.
1 Pedro 4:15-16
Cada vez que hacemos las cosas tocantes a lo espiritual podemos estar de alguna manera satisfechos porque hicimos lo que queríamos hacer, pero a su vez no muy conformes por el hecho de que nuestra carne no quería hacer aquello que nuestro espíritu hizo; de manera que cuando hacemos lo bueno sufrimos porque queríamos hacer lo malo, y cuando hacemos lo malo también padecemos porque en realidad queríamos hacer lo bueno. Este conflicto de lucha interna será un ciclo durante toda la vida en cada uno de los seres humanos. Una guerra de lo que hago, que a su vez no quería hacer.
Querido lector, en esta vida se sufre si haces lo malo y también si haces lo bueno; tal como lo expresó Pablo en este pasaje. Y en esta misma dirección Jesús nos lo había dicho: “En el mundo tendréis aflicción, pero confíen YO he vencido al mundo”. Decidamos pues padecer por hacer el bien y no el mal, sabiendo que todo lo que haces recibes, debido a que cada una de tus obras tendrá su recompensa. Dios promete que, si padecemos estando en JESÚS, también recibiremos las bendiciones de vivir una vida en paz y en bendición.
Heber Olivares